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Fallece la gorila Koko, capaz de comunicarse en lengua de signos


Palabras de Jane Goodall tras la muerte de la singular gorila a los 46 años en EE.UU.

  

Koko ha sido una embajadora de los gorilas y un icono de la comunicación y empatía entre especies. Por ello, la Doctora Jane Goodall ha querido dedicar estas palabras tras oir sobre su fallecimiento hace pocos días, en julio de 2018:

"Recuerdo muy bien cuando visité a Koko por primera vez, gracias a la invitación de Francine (Penny) Patterson (la mujer que enseñó a Koko una forma modificada de la lengua de signos americana). No recuerdo exactamente en qué fecha ocurrió, pero ella ya conocía un buen número de palabras. Koko no era la primera primate usuaria de la lengua de signos que conocí, puesto que ya había entablado relación con Washoe, la primera chimpancé a la que enseñaron la lengua de signos los Gardner, cuyo siguiente entrenamiento fue asumido por Roger Fouts (el cual también impartió enseñanzas a otros chimpancés que se comunicaban con signos, muchos de los cuales también llegué a conocer).

En mis estudios sobre chimpancés salvajes en Gombe, aprendí fascinantes aspectos sobre su naturaleza y vidas. Aunque nosotros, los humanos, los gorilas y los chimpancés, somos todos grandes simios, los gorilas son muy diferentes a los chimpancés. Mientras yo observaba sentada durante nuestro primer encuentro, Penny mantuvo una conversación en lengua de signos con Koko y me quedé impresionada por la personalidad calmada de la gorila. Ella aprendió muchos signos a lo largo de su vida (unos mil, se calcula, pero también era capaz de entender alrededor de dos mil palabras habladas). Empleaba los signos de formas muy significativas y, en ocasiones, novedosas. E incluso contestó a una pregunta que le planteé, sobre la cual llevaba tiempo discutiendo con algunos de mis estudiantes durante nuestra labor con los chimpancés salvajes de Gombe. Siempre he insistido en que, durante nuestro tiempo de observación de un grupo de chimpancés en el terreno, descansando o aseándose, los estudiantes deberían permanecer sentados. "No puede ser agradable para los chimpas veros imponiéndoos sobre ellos", les decía. Algunos de los estudiantes argumentaban que claramente los chimpas estaban tan relajados que no les podría importar menos. Así que le pedí a Penny que le preguntase a Koko si prefiere que la gente se siente o se mantenga de pie cuando está con ella. Y Koko fue muy rotunda con su respuesta, según Penny. ¡Prefería que la gente se tumbase!

Otra de las historias que me encantan sobre Koko es la que prueba, de una vez por todas, que los simios tienen sentido del humor. Lo he venido observando con los chimpas, pero nunca de un modo tan claro como con el comportamiento de Koko. Ella había aprendido recientemente los signos para denominar todos los colores, no solo los primarios, sino violeta, oro, beige y demás. Una joven estaba poniendo a prueba sus capacidades de modo distendido, para mantener a Koko ocupada mientras esperaban a que llegase la cena. Escogía varios elementos y Koko indicaba correctamente con signos de qué color eran. Hasta que le pregunta el color de una prenda blanca. "Rojo", indica con signos. E insiste varias veces en que es rojo, hasta que le dicen que si no dice el color correcto no le darán zumo de manzana para cenar. Ante esa terrible amenaza, Koko extiende la mano, sostiene la prenda, le quita una diminuta pelusa roja y gesticula vigorosamente "rojo, rojo, rojo" mientras profiere escandalosos gritos de risa de gorila. 

Koko se convirtió en una eminencia conocida y amada internacionalmente cuando pidió un gatito como regalo de Navidad. Rechazó el juguete de gatito que recibió y después escogió uno de verdad, uno gris y blanco de una camada que le mostraron. Llamó al gatito All Ball y apenas se separó de él hasta que fue trágicamente atropellado por un coche. Después de esto, Koko mostró signos de duelo durante meses. Posteriormente cuidó de otros gatitos, siempre tratándolos de un modo muy gentil. Ejemplificó los vínculos que pueden desarrollarse entre los animales de diferentes especies, un tema en el que estoy particularmente interesada. Una vez, en Gombe, se desarrolló una amistad real entre un joven chimpancé algo solitario, Gilka, y una babuina, Goblina, que abandonaba su grupo para jugar con su amigo cuando se encontraban en algún lugar cercano.
 

Otro de los matices que llegué a conocer sobre Koko es que adoraba pintar por diversión, aunque Michael, un gorila con el que fue criada, se tomaba la pintura muy en serio (lamentablemente Michael murió de un fallo cardíaco en el año 2000).

Koko murió pacíficamente mientras dormía a la edad de 46 años, por lo que vivió un poco más de lo que suelen vivir los gorilas en estado salvaje. (El gorila de mayor edad en cautividad fue Colo, del Zoo de Columbia, que alcanzó los 60 años).

Koko, nos has enseñado mucho sobre la inteligencia de los gorilas y has sido muy querida. Te echaremos de menos. "

Dra. Jane Goodall

 

20/07/2018
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